AMAZONAS



Hay que meditar mucho sobre la abundancia......, allí donde el hombre no roza con su pensamiento de escases se manifiesta la abundancia en términos de derroche. En las selvas. En el monte ordinario. Sino vivimos cortando la grama en el Jardín, se amontona hasta tapar la casa, y es porque nos la pasamos pensando precisamente en que hay que vivir atajándola. En las selvas no hay quien piense "aqui no crece nada". No hay quien eche veneno para matarla. No hay quien piense "que verano tan bravo! Las matas se van a secar todas; y no irá a llover?"
METAFISICA - Conny Méndez

Refelxionemos, las selvas son lugares en el MUNDO, donde todo se nos da en abundancia...vamos a rechazarlo? Quienes somos nosotros, seres humanos pensantes para ir contra toda esta abundancia? Eso es realmente lo que queremos?
POR FAVOR....nos enseñaron a pedirlo en forma educada y es asi como lo hacemos HOY.....
QUEREMOS NUESTRA AMAZONAS TAL CUAL COMO ESTA, NO QUEREMOS QUE LA DESTRUYAN MÁS......BASTAAAAAAAAAAAA!!!!! ya alcanza con TODO lo que hemos destruido, nos hemos matado entre nosotros....QUE ES ESO? BASTAAAAAAAAAAAAAA
NO, nos alcanza que vamos a seguir con nuestra MADRE NATURALEZA, nuestra PACHAMAMA, no les parece que ya le hemos hecho bastante daño?
POR FAVOR.....nuevamente POR FAVOR.....NO LA DESTRUYAMOS!!!!!

2 comentarios:

Luna dijo...

Documento aportado por Duvan Dario Cano...

Les dejo esta informacion para motivar el dialogo:
Ecuador y Venezuela son los países que más conservan la selva Amazónica
por Prensa Web YVKE/ Agencias Monday, Mar. 30, 2009 at 4:41 PM

29 de marzo 2009. - Ecuador respeta el 79,7 por ciento de su selva, frente al 71,5 por ciento que preserva intacto Venezuela, según el documento elaborado por la organización no gubernamental (ONG) Red Amazónica de Información Socioambiental Georreferenciada (Raisg).

Ecuador y Venezuela ...
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Mapa de la Selva Amazónica que se extiende por nueve países suramericanos.

Colombia protege el 56 por ciento de sus bosques amazónicos, frente al exiguo 39,6 por ciento de Brasil, país que detenta el 64,3 por ciento de la mayor selva tropical del mundo. El peor parado en el estudio es Perú, que protege apenas el 34,9 por ciento de su territorio selvático, según la Raisg.

De media, está bajo protección el 41,2 por ciento del considerado "pulmón del planeta" que, con sus 7,8 millones de kilómetros cuadrados, se extiende por nueve países y alberga 33 millones de habitantes, entre ellos, a 370 pueblos indígenas.

En sus cálculos, la ONG tuvo en cuenta las áreas bajo protección ambiental y las tierras indígenas, que en general se encuentran en perfecto estado de conservación, en manos de los pueblos tradicionales.

Ecuador es también el país que posee un mayor porcentaje de tierras indígenas (65 por ciento), por delante de Colombia (50,6 por ciento), de Bolivia (25,7 por ciento) o de Brasil (13 por ciento).

"En Ecuador, el proceso de reconocimiento oficial de territorios indígenas en la Amazonia es menos burocrático que en Brasil. La región está prácticamente ocupada por pueblos indígenas", explicó uno de los responsables del estudio, el antropólogo Beto Ricardo, de la ONG Instituto Socioambiental, en declaraciones al rotativo.

En otros países, como Venezuela, el proceso de demarcación de tierras indígenas es "más atrasado". El Gobierno no reconoce las tierras y las denomina apenas como "zonas de ocupación indígena" y las enmarca dentro de los parques nacionales, según el antropólogo. El resultado es que no existen datos oficiales sobre tierras indígenas en el país, lo que deriva en una menor protección.

En números absolutos, Brasil destaca como el que más kilómetros de selva protege, debido a sus dimensiones. "De los 3,2 millones de kilómetros cuadrados de áreas protegidas en la Amazonia, 1,9 millones están en Brasil", relató Ricardo. El mapa estará disponible al público, con todos los detalles, a partir del próximo viernes 3 de abril, en la página web de Raisg.

Luna dijo...

¿Salvando al planeta o al capitalismo?

Fabrina Furtado - Economista y secretaria ejecutiva de la Red Jubileo Sur

En noviembre de 2008, el presidente de Bolivia, Evo Morales, escribió una carta abierta titulada "Cambio climático: es preciso salvar al planeta del capitalismo". En ella, Morales expresa las demandas y preocupaciones de muchos pueblos, movimientos y organizaciones en torno a la crisis climática y a las decisiones que están siendo tomadas por aquellos que se hacen llamar "nuestros líderes". Cuando una de las principales soluciones señaladas es fortalecer el papel de IFIs -como el Banco Mundial-, fundamentales en la elaboración e implementación de las mismas políticas responsables por la crisis, es posible preguntarse si el objetivo es salvar al planeta o al capitalismo.

Un ejemplo en la Amazonia

Las emisiones de GEI resultantes de la deforestación representan el 20% de las emisiones globales y en Brasil el 75% de las emisiones nacionales. Mientras que en Brasil la principal fuente de deforestación es la ganadería extensiva, la Corporación Financiera Internacional (CFI), brazo del Banco Mundial, que financia al sector privado, aprobó, al inicio de 2007, un préstamo por 90 millones de dólares para el frigorífico Bertim, con el objetivo de duplicar la capacidad de abastecimiento anual en Marabá (Pará) y expandir sus actividades en Rondonia y Mato Grosso (4). Es decir, la CFI está financiando la emisión de CO2 resultante de la deforestación y del metano proveniente de la cría de ganado.

Sin embargo, el Banco Mundial continúa proclamando su preocupación en torno al cambio climático y lidera el lucrativo mercado internacional de carbono. Antes de lanzar el Fondo de Inversiones para el Clima, en julio de 2008, el Banco ya administraba diez diferentes fondos globales totalizando más de 2 mil millones de dólares, en nombre de 16 gobiernos y 64 empresas privadas, con un ganancia del 13% sobre cada transacción (5).

Los primeros proyectos de comercio de carbono –como captación de metano de depósitos de basura tóxica y el descarte de carbono a partir de plantas genéticamente modificadas– resultaron de grandes lucros para empresas de los respectivos sectores y comisiones para el Banco Mundial. Por otro lado, éstos han demostrado eficiencia limitada en reducir las emisiones, además de promover otros problemas socioambientales.

Tales proyectos, que otorgan a las corporaciones “el derecho a contaminar”, no modifican las prácticas de producción y consumo necesarias para lidiar con el problema de forma estructural. Ahora, el Banco será el administrador –lo que significa más préstamos- de más de 50 mil millones de dólares. Este valor será destinado a los países del Sur para que se adapten al cambio climático. En otras palabras, más deuda externa ilegítima, más condicionalidades, más ganancia para las transnacionales del mercado y un aumento de la deuda ecológica y social que el Norte ya debe al Sur.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) también ya incorporó el cambio climático en su discurso. Sin embargo, otra vez, el camino entre el discurso y la práctica es largo. El BID ya está, por ejemplo, incorporando en sus planes y proyectos la condición de que el país incluya un fondo para cubrir los riesgos climáticos. De esta forma, además de no prohibir, o por lo menos evitar los riesgos climáticos, cualquier riesgo es cubierto por el tomador del préstamo y no por el Banco.