...un poco de historia de Venezuela, Colombia

por Joan Antonio Toro Marin

BICENTENARIO DE LA INDEPENDENCIAEXPEDICIÓN SOCIOCULTURAL EN BICICLETA
“Por la integración y Solidaridad de los Pueblos en el corazón de América”

Marco Teórico
Todavía en los Andes y planicies de Amerindia vibra la angustia de 70 millones de victimas del más grande y cruel genocidio de la historia, holocausto evangelizador ejecutado para imponer a sangre y fuego su dios, su lengua y su forma de vida violenta y egoísta. Ocultando este delito, la ignorancia y soberbia de los escribas coloniales trastornó por cinco siglos nuestra Historia, que fuera antes maestra de vida equilibrada, obligándonos a firmar confesiones falsas, contra la armonía cultural Indoamericana. Aún así y a pesar de ellos, como dijera en sus obras el gran José María Arguedas !ESTAMOS VIVOS Y TODAVIA SOMOS¡ (Jesús Ortiz, 2008) .Muchas y variadas pueden ser las fuentes de información que nos permitirían tener una mayor claridad sobre los hechos, fechas y personajes que se desenvuelven alrededor de la historia de la Independencia de Venezuela, la Nueva Granada, Ecuador, Perú, y la fundación de la nación de Bolivia, pero es una necesidad imperante para la sociedad Colombiana del día de hoy, saber y reconocer que Simón Bolivar, ese personaje central de la Independencia, “gano batallas sublimes con soldados descalzos y medio desnudos” como nos lo recuerda José Martí . Y que por la tenacidad, resistencia y sabiduría de estos personajes “invisibilizados” por la historia oficial, aún hoy tenemos la posibilidad de escuchar sus voces y enseñanzas, que se vienen legando a través del tiempo. Y aun hoy estos personajes siguen siendo parte activa de la construcción histórica de nuestra nación, y como si no hubiese sido suficiente con las batallas libertarias, también hoy su papel en muchos casos ha sido tristemente relegado a ser el de “los perdedores” en esta agresiva lucha que se ha denominado desarrollo de la patria, que como nos lo describe el poeta y ensayista Willian Ospina, se ha trocado por campo de batalla, en donde como legítimos propietarios del país, se les relega a la condición de desterrados o desplazados forzados, que es como empieza a nominarse, es en esta época la manifestación mas clara de la permanencia histórica y la consolidación de un modelo de desarrollo excluyente caracterizado, además, por relaciones clientelares, corruptas, de patronaje y de fuerza. Relaciones que configuran el telón de fondo del conflicto armado interno actual(Bello, 2003).Y parece que es ese el legado de la desnaturalizada madrastra monarquíca, o de nuestros “padrinos” Europeos o Norteamericanos que, a pesar de Bolivar, no pudieron mas que ofrecer un pacto social en donde se ofrecía la posibilidad de la democracia y la libertad para América a cambio y de manera paradójica de tener ellos jurisdicción en el alto dominio, siendo una especie de propiedad feudal de los conquistadores y al mismo tiempo siendo beneficiados casi exclusivamente por leyes expresas en cuanto a empleos civiles, eclesiásticos y de rentas. Esto fue pues el medio legítimo y seguro en que los hermanos del Norte y Europa adquirieron los establecimientos ultramarinos para el comercio, países que además fueron autorizados- como pensaba el General-, y no precisamente por las leyes de la equidad, a ilustrar a América sobre sus “bien” entendidos intereses. Tibia independencia en la que “Bolivar aun tiene que hacer en América”, el reto del pensamiento propio, que desnuda desde su sombra Martí: “A adivinar salen los jóvenes al mundo, con antiparras yanquis o francesas, y aspiran a dirigir un pueblo que no conocen. Conocer es resolver. Conocer el país, y gobernarlo conforme al conocimiento, es el único modo de librarlo de tiranías. La universidad europea a de ceder a la Universidad Americana. La historia de América, de los Incas acá, a de enseñarse al dedillo, aunque no se enseñe la de los Arcontes de Grecia. Nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es Nuestra. Nos es más necesaria… ¿Cómo han de salir de las universidades los gobernantes, si no hay universidad en América, donde se enseñe lo rudimentario del arte del gobierno, que es el análisis de los elementos peculiares de los pueblos de América?”.Es necesario abandonar la herencia Española, los vicios feudales como nos ilustra El Gran Héroe Bolivar acerca del “hábito a la obediencia; un comercio de intereses, de luces, de religión; una recíproca benevolencia; una tierna solicitud por la cuna y la gloria de nuestros padres; en fin, todo lo que formaba nuestra esperanza nos venía de España. Apego forzado por el imperio de la dominación”; y bien nos advierte con el cuestionamiento de que “pretender que un país tan felizmente constituido, extenso, rico y populoso sea meramente pasivo, ¿no es un ultraje y una violación de los derechos de la humanidad? (Bolivar, 1815). Pero a pesar de esto, nos encontramos nuevamente a Martí mostrándonos la imagen perfecta de Bolivar: ¡el que no renuncia!, “era su país, su país oprimido, que le pesaba en el corazón y no lo dejaba vivir en paz. La América entera estaba como despertando. Un hombre solo no vale nunca más que un pueblo entero; pero hay hombres que no se cansan, cuando su pueblo se cansa”. Y cuando se hallaba solo, derrotado y desterrado de su país Venezuela, “un negro generoso le ayudó cuando ya no quería ayudarlo nadie” . Hay esta nuestro “otro personaje”, el invisible, una ¡familia de pueblos!… “junto a mi mano hay otra, y hay otra junto a ella, otra más, hasta el fondo del Continente obscuro. Y otra mano que tu no conociste entonces viene también, Bolivar, a estrechar a la tuya” (Pablo Neruda, Chile).Entonces es necesario ahora reconocer y visibilizar esa historia paralela construida por esas manos sin rostro histórico, e ir al encuentro del porvenir, dilucidando los sucesos y contradicciones que se ciernen en nuestro territorio: “los sucesos hayan sido parciales y alternados, no debemos desconfiar de la fortuna. En unas partes triunfan los independientes, mientras que los tiranos en lugares diferentes, obtienen sus ventajas, y ¿cuál es el resultado final? ¿No está el Nuevo Mundo entero, conmovido y armado para su defensa? Echemos una ojeada y observaremos una lucha simultánea en la misma extensión de este hemisferio” (Carta de Jamaica, 1815). “En América hay dos pueblos y no más de dos, de alma muy diversa por los orígenes, antecedentes y costumbres, y solo semejantes en la identidad fundamental humana” dice Martí. Y antes había dicho: “El desdén del vecino formidable que no la conoce, es el peligro mayor de nuestra América”. Diferencia y conflicto: pugna inevitable y decisoria.Pero la historia no solo nos habla desde la historia oficial, ni desde “los invisibles”, también nos habla desde las memorias colectivas, desde el arte y su poesía, desde los sueños apasionados, y esas son también voces necesarias en el proceso de desentrañar la historia y es transcendental conocer documentos inspiradores de pensamiento propio y libre; para empezar un texto de rigor para la Universidad Americana: “NUESTRA AMERICA” de José Martí, que nos habla urgentemente: “Hay que dar ocasión a lo mejor, para que se revele y prevalezca sobre lo peor. Si no, lo peor prevalece. Los pueblos han de tener una picota para quien les azuza a odios inútiles; y otra para quien no les dice a tiempo la verdad. ..Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos”.Así pues se hace necesario catapultar la idea perjudicial que nos trae al imaginario la palabra “historia” como algo pasado e inalterable, y poder entender la clave que nos permite develar su verdadera esencia “El tiempo no pasa…somos nosotros que pasamos ante el tiempo como peces sumergidos en el mar infinito de la eternidad detenida. Soñamos en un futuro diluido ya en la ilusión inaccesible del presente. Avanzamos hacia el pasado para encontrar las huellas primigenias de quienes nos precedieron abriendo trocha por la selva virgen del tiempo, en búsqueda del camino que lleva a las estrellas (Ortiz, 2008).“La historia de Colombia es la historia de una prolongada postergación de la única aventura digna de ser vivida, aquella por la cual, los colombianos tomemos verdaderamente posesión de nuestro territorio, tomemos conciencia de nuestra naturaleza, tomemos conciencia de la magnifica complejidad, de nuestra composición étnica y cultural, creemos lazos firmes, que unan a la población, en un orgullo común y en un proyecto común, y nos comprometamos a ser un país, y no un nido de exclusiones y discordias (Ospina, 1999)”. Es posible “Reconstruir ahora la trama cultural entretejida por los pueblos en la urdimbre de los Andes y recorrer el hilo extendido por los de adelante, LOS ABUELOS, como un permiso para que NOSOTROS, los de atrás, podamos ingresar en el universo espiritual que mantiene vivo nuestro espacio cultural. Ahora…cinco mil años después nuestros abuelos nos siguen hablando desde la otra orilla del tiempo. Ellos son los guías del camino, nuestros IRPIRINAKA (guías o consejeros de un pueblo) que con sus “manos cruzadas” nos alientan para seguir sin desvíos avanzando por la senda de la armonía cósmica (Ortiz, 2008).